viernes, 4 de noviembre de 2011

VOLVER A SENTIR EL VIENTO EN LA CARA


Sabia que estaba ahí, tirada y desamparadamente apoyada contra una pared, pero hace unos días los recuerdos de mi infancia recorriendo el barrio me hizo ir a buscarla, tomarla con delicadeza como quien ayuda a una anciana a levantarse luego de haberse tropezado con una pequeña piedra y la lleve quien sabia que la podía traer nuevamente a la vida, así que sin pensar se la deje.

Dos días pasaron hasta que ayer la fui a buscar y ahí la vi tan reluciente como un día estuvo.

Me subí a ella y aunque no es un vasto corcel,  con las primeras dos pedaleadas, sentí en cuerpo y alma esa sensación de querer viajar sobre el viento, así lo músculos se pusieron en acción y con la firmeza en cada movimiento sentí la brisa llevándome a querer surcar las rutas y dejarme llevar en la distancia.

3 comentarios:

  1. Nostalgiaca entrada, pero con esperanza...Un abrazo

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  2. Me dió ganas a mi de montarme en bicicleta...
    Me has hecho recordar esos momentos de niña.. y no tan niña.. en donde el viento y la velocidad hacian que pareciera que volabas..

    Gracias, ha sido una visión genial.

    Besitos mediterráneos.

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